Han pasado dos días desde que el hermano de Jadis empezó a trabajar en el hospital.

Ese día tal cual acabé mi turno fui a hablar con el vigilante de seguridad para ver qué habían registrado las cámaras y todo daba a entender que Gerald decía la verdad.

Así que estoy intentando dejar las paranoias y prejuicios a un lado para poder seguir con el día a día, estoy hablando del hermano de Jadis, es imposible que sea alguien a quién tener miedo.

La chica a la que trajo todavía no ha despertado y no tenemos ni idea de su identidad ni de qué le ha pasado. Tenía varios huesos fracturados y para calmarle el dolor le estamos administrando fuertes analgésicos. Ayer por la noche bajamos la dosis.

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Después de acabar mi turno, fui a la biblioteca del centro. Necesito concentrarme en los estudios o este semestre me quedará alguna asignatura con tantas cosas en la cabeza.

La biblioteca del centro es preciosa, data de 1890 y parece que hagas un cambio de época cuando cruzas sus puertas.

Mientras estudio siempre aprovecho para hablar un rato con Bruno, me calma mucho hablar con él. No sé cómo antes vivía la gente sin internet y solo mantenían el contacto a través de teléfono o cartas, en esa época hubiese sido incapaz de irme a vivir tan lejos.

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Para rematar el día Jadis se acercó al centro y nos tomamos un refresco en el bar de al lado de la biblio.

Siempre está de viaje de un lado para otro, me contó hace poco que es golpeadora en un equipo de Quidditch, cuando se lo conté a Vicente se puso a gritar, se arrodilló en el suelo y me suplicó que le suplicase que nos lleve a ver algún partido.

Y la verdad es que estos dos días las cosas habían estado bien, me trataba como una profesional y dejaba a un lado las bromas. Me daba miedo que siguiese con sus vaciles en el mundo laboral pero parece que sabe comportarse.