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𝔾𝔼ℝ𝔸𝕃𝔻


Los organizadores, han preparado una discreta fiesta en la discoteca del hotel para los asistentes al seminario. Todos los actos tienen como finalidad relacionarse y hacer contactos, pero ciertamente, cero ganas de hablar con alguien más.

Desde la barra, veo cómo se aleja para sentarse en uno de los butacones de la esquina y no puedo parar de imaginar mi mano recorriendo su larga pierna. Joder, hasta en mi mente me siento un pervertido pero es que ese vestido le queda de infarto.

Intento apartar los pensamientos obscenos de mi cabeza y buscar algo de conversación.

Llevo toda la noche hablando, parezco un ser egocéntrico, pero es que me escucha con tanta atención y con esa sonrisa, que no quiero que se aleje para hablar con nadie más.

Venga joder, piensa en maldito tema.


La historia es más o menos cierta. Sabía perfectamente que ella venía, me lo dijo el jefe, así que le pedí que intentase hacerme un hueco. Cuando solicitó mi plaza los de la organización le dijeron que había fallado un ponente y de rebote contaron conmigo. Hubiese sido ponente o no, mi intención era aparecer en el seminario.

Ofrecerme a salir a la pista me advierte que me he pasado con la bebida, pero ella no paraba de mirar a los que bailaban y he pensado que tendría ganas de unirse a ellos.

A la media hora nos han cambiado el estilo de la música y aunque Arya tenía intención de salir de la pista, me he envalentonado y le he pedido bailar. En mi familia es tradición aprender los bailes clásicos, siempre pensé que era una estupidez pero en estos momentos me alegro de ser capaz de guiarla.

Creo que lo de bailar tan pegados no ha sido una buena idea... Su olor me está martirizando por momentos.

Y su suavidad y delicadeza al mover el cuerpo y rozarse conmigo me está aniquilando.

Dios mío... estoy realmente jodido.

Mis ganas de reseguir su cuerpo con mis labios no paran de aumentar, ¿qué cojones hago?

Arya dios mío apártate, vuelve a odiarme, mírame con ese desdén de siempre. O voy...

… a perder el puto control. JO-DER. Mientras recorro su cuello con mis labios la escucho gemir y me pongo duro en segundos.

Logro apartarme para mirarle a la cara, necesito saber si quiere que siga o tengo que parar.

Sus ojos me miran con tanta intensidad que creo que me está desnudando el puto alma. Y entonces... entonces lo entiendo. Tengo que alejarme de ella YA. Esto no va de atracción sexual, esto no va del rollo de una noche, esta chica despierta cosas en mí que jamás en mi puta vida había sentido, no puedo hacerla sufrir.

Pero justo en ese instante de lucidez, en el que estoy a un solo paso de coger las riendas de la situación y alejarme, sus labios rozan los míos y mi lengua se enfrenta a la suya. Jamás había tenido tantas ganas de alguien.

E intentando simular que tengo controlada la situación, me alejo del deseo más fuerte que he sentido en la vida.



 

𝔸ℝ𝕐𝔸


¡NO! Pero ese “no” solo se escucha en mi cabeza.

No me puedo creer que se vaya a ir así.

Subo a la habitación destrozada, ¿cómo he podido ser tan imbécil? ¿Por qué cojones habré destruido el muro que nos separaba? Algo me decía que tenía que mantener las distancias con él, ¡JODER!

Pero…

Esto no puede quedar así, me merezco una explicación.

¿EN SERIO TENÍA QUE RECIBIRME ASÍ?

Y no me lo pienso ni un poco, no puedo pensar, soy incapaz de controlar la situación. Gerald Matalobos me hace perder la cabeza como nadie en la vida, es una batalla perdida.

Necesito sentirlo pegado a mí, necesito que me recorra entera.

Me pregunta varias veces si quiero parar, ¿qué le hace pensar que quiero parar? dios santo, si metiese su mano sería plenamente consciente de que NO QUIERO PARAR.

Y aunque la espera se me hace eterna...

Por fin lo siento dentro.



































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